martes, 7 de junio de 2011

Adelante

A todos los inscritos en este momento les damos de nuevo la bienvenida y les exhortamos a seguir adelante en esta aventura del conocimiento para bien de cada uno y de la sociedad guatemalteca.

Marco Arévalo

IPRES / UNIS

jueves, 2 de junio de 2011

Buen trabajo

felicitaciones a los promotores del Programa en Linea y a los operadores del software por su apoyo. este es el primero gran paso de muchos mas para Ipres

martes, 31 de mayo de 2011

Saludos a todos los usuarios en este día histórico del inicio de PALPOS en su vida a través de la Web.

lunes, 30 de mayo de 2011

Leccion 1

PALPOS

LECCIÓN 1

-Programa Autoformativo en Línea sobre Principios del Orden Social-
 
1.     NOTA ACLARATORIA:

Se trata de un Programa, lo que significa que es un conjunto orgánico de temas presentados en las 14 lecciones que comprende el mismo, siendo Auto formativo debido a que está pensado -para que se de el aprendizaje- que utilice como medio la  lectura y el trabajo individual de los participantes. Se le llama en línea pues no siendo presencial utiliza la Web a través de la que  se envía referencia de los materiales de estudio y se reciben los trabajos a ser generados para la acreditación.  Trata de los Principios del Orden Social y busca explorar la Doctrina Social de la Iglesia como fuente primaria para los mismos, siendo su meta última el descubrimiento y comprensión de esta.


2.     TEMA DE LA LECCIÓN 1:

LA NATURALEZA DE LA DOCTRINA SOCIAL

3.     BREVE PRESENTACIÓN:

Dado que la persona humana por naturaleza tiende a la vida social, pero como esta es racional y libre, dicho orden no le es impuesto por naturaleza sino que requiere de la razón y la libertad para configurarse, de donde entonces, averiguar sobre los principios a seguir para edificarlo es tarea de todos y todas; y, en el caso de los creyentes en Cristo, no pueden ignorar lo que al respecto nos dice el Magisterio de la Iglesia expresado en lo que se conoce como Doctrina Social de la Iglesia. Siendo así, este Programa tiene como finalidad hacernos conocer, comprender y aplicar las verdades contenidas en dicha fuente para la construcción de un mundo más fraterno y humano, en el que el bien común sea la garantía de la posesión y disfrute del propio  y personal bien particular.



4.     CONTEXTO O MARCO REFERENCIAL (IMPORTANCIA DEL TEMA):

El mundo de hoy es, frecuentemente escenario de disputas relacionadas con  los diversos criterios para configurar el orden social. Por ello, se busca de continuo aquello que permita hacerlo partiendo de principios que sean evidentes a la razón y que por vía empírica se pueda comprobar la efectividad de los mismos. Santo Tomás afirma que son dos los actos de la razón; aprehender, que corresponde al entendimiento; y asentir que corresponde o toca a la voluntad. Por lo mismo, este Programa busca fortalecer al entendimiento en cuanto este se ha de hacer  con la verdad.


Con ello, la actuación humana estará firmemente anclada en la verdad. Lo anterior es importante si se quiere construir un orden social como fruto de la actuación humana que sea sustentable y que permita el auténtico desarrollo de todas las personas; ello en cuanto numerosas son las propuestas que hoy se hacen desde el influjo de diversas filosofías, careciendo todas de esa referencia a la verdad. Tomas de Aquino nos recuerda que, si fuera la voluntad la que afirma o niega entonces el asentimiento carecería de base racional y la voluntad actuaría sin motivos racionales.
 

Por consiguiente, la decisión voluntaria de aceptar la verdad es imprescindible a la hora de actuar, pues a pesar de su verdad podríamos actuar al margen suyo o en contra. Dicha decisión esperamos, vendrá o se verá reforzada y potencializada en el caso que ya se hubiere dado, luego del estudio de los principios o fundamentos que PALPOS quiere aportar.


5.     FUENTE BASICA:

COMPENDIO DE DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

6.     UBICACIÓN:


7.     OBJETIVOS DE APRENDIZAJE:


Al finalizar la lección, los destinatarios estarán en capacidad de:

A.   Identificar los conceptos básicos de la DSI y definirlos apropiadamente.


B.   Comprender la relación entre la misión de la Iglesia y la formulación de su doctrina social.


C.   Establecer la relación entre la DSI y los conocimientos y saberes humanos.


D.   Aplicar los conocimientos adquiridos en la construcción “sociedad reconciliada en la justicia y en el amor” dentro del ámbito de la  vida personal, familiar y profesional, así como en los espacios públicos donde esta se desenvuelve.


E.   Valorar el papel de los hombres y mujeres de buena voluntad en la tarea de “anuncio” y “denuncia” que propone la DSI.



8.     GLOSARIO (Palabras claves):


·        Fe.

·        Revelación.  

·        Magisterio de la Iglesia.


9.     ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE:

En esta Lección, como en las otras, la primera actividad de aprendizaje es lectura de los textos básicos sugeridos. Los mismos son tomados del Compendio de DSI, el cual puede ubicarse en el link que aparece en el apartado 6 supra.


Lectura de los textos complementarios sugeridos, que buscan profundizar los aspectos que trata cada tema; de igual modo, examinar algunas opiniones con relación a los mismos.

  

10.           MEDIOS DE EVALUACIÓN DEL PROCESO DE APRENDIZAJE:
 

A.   Resolución y envío del Cuestionario guía Núm. 1 para el análisis:

 Descripción: Esta actividad le permitirá realizar un análisis del contenido de la lectura y le proveerá de los conceptos fundamentales de los textos, útiles para su posterior aplicación. Se trata de un cuestionario de traducción con preguntas sobre los textos y busca evidenciar  la asimilación de los mismos.

Procedimiento: Sugerimos la lectura de los textos identificados y que corresponden al número (o números) del Compendio de DSI que aparecen entre paréntesis luego de la pregunta guía.

1.     ¿Cómo se ha formado y la DSI por qué ha sido así? (ver punto 72 en Anexo # 1)

2.     ¿A qué ámbito pertenece la DSI? (ver punto 72 en Anexo # 1)

3.     ¿Cuál es el contenido de la DSI como categoría propia y dónde halla su fundamento? (ver punto 72, 73 en Anexo # 1)

4.     ¿Cómo es la relación de la DSI con otros saberes y en particular de la filosofía y las ciencias humanas y sociales? (ver punto 76, 77 y 78 en Anexo # 1)

5.     ¿Quiénes son los destinatarios primeros de la DSI y qué implica para ellos? (ver punto 83 en Anexo # 1)

6.     ¿En qué sentido la DSI es expresión del ministerio de enseñanza de la Iglesia? (ver punto 79, 80 en Anexo # 1)

7.     ¿En qué se fundamenta la DSI? (ver punto 85 en Anexo # 1)

8.     ¿Qué relación encuentra ente lo explicado en los Núm. 72 y 73 y lo señalado en el Núm. 86? (ver punto 86 en Anexo # 1)



B.   Resolución y envío del Cuestionario guía  Núm. 1 para la síntesis y la aplicación:

Descripción: Esta actividad le permitirá realizar una síntesis del contenido de la lectura y de una aplicación de los mismos y la extrapolación de conclusiones identificando implicaciones, consecuencias y tareas a realizar desde el ámbito de su vida persona, familiar y profesional. Consiste en un cuestionario de interpretación que incluye preguntas sobre aplicación.

Procedimiento: Sugerimos la lectura de los textos identificados y que corresponden a los números del Compendio que aparecen entre paréntesis luego de la pregunta guía, luego aportará su reacción a lo planteado.

1.     ¿Qué consecuencias tiene “capacidad de renovación continua” de la DSI y que se presente como “un taller”? (ver punto 85, 86 en Anexo # 1)

2.     ¿Qué exige a los hombres y mujeres de buena voluntad lo señalado en la pregunta anterior?

3.     ¿Qué consecuencias tiene que la DSI realiza una tarea de “anuncio” y “Denuncia”? (ver punto 81 en Anexo # 1)

4.     En base a lo estudiado: ¿Qué es la doctrina social de la Iglesia y qué exigencias tiene para las personas?


C.   Resolución y envío del Cuestionario guía  Núm. 1 para la retroalimentación y el seguimiento:

Descripción: Esta actividad le permitirá retroalimentarnos con sus preguntas sobre el contenido, comentarios adicionales, objeciones que puede hacer al contenido de los textos, u otros requerimientos y sugerencias.  Todo ello con el propósito de mantener un diálogo entre Ud. y el Coordinador-tutor de PALPOS y darle así un seguimiento a su aprendizaje. Por lo mismo se trata de identificar las preguntas y reacciones que provoca la lectura para establecer un banco de las mismas y apoyarle en la búsqueda de respuestas.

Procedimiento: Sugerimos que a lo largo del estudio de la lección anote lo relacionado y nos lo haga llegar a la dirección siguiente: coordinador.palpos@gmail.com
 

D.   OTRAS FUENTES DE REFERENCIA EN LA WEB:

De carácter general:

Para consultar conceptos asociados de carácter teológico y doctrinario



Para bajar el Compendio de DSI


De carácter específico:

Sobre el cuarto mandamiento en el Catecismo de la Iglesia


12.           CONSIDERACIONES FINALES:

Todo proceso de aprendizaje requiere una gran motivación, por lo que le felicitamos por acercarse al  mundo de la DSI, la cual es una fuente de primera importancia junto al conocimiento de la Ley Moral Natural para conocer los principios que, de regir el orden social, permitirían un mundo más humano y vividero. Como IPRES nuestro compromiso es buscar que esto sea realidad.



ANEXO 1

TEXTO BASE PARA LA RESOLUCIÓN DE LA LECCIÓN 1

Fuente:


Para consultar las notas ir a la fuente del texto

II. LA NATURALEZA DE LA DOCTRINA SOCIAL
72 La doctrina social de la Iglesia no ha sido pensada desde el principio como un sistema orgánico, sino que se ha formado en el curso del tiempo, a través de las numerosas intervenciones del Magisterio sobre temas sociales. Esta génesis explica el hecho de que hayan podido darse algunas oscilaciones acerca de la naturaleza, el método y la estructura epistemológica de la doctrina social de la Iglesia. Una clarificación decisiva en este sentido la encontramos, precedida por una significativa indicación en la « Laborem exercens »,100 en la encíclica «Sollicitudo rei socialis»: la doctrina social de la Iglesia « no pertenece al ámbito de la ideología, sino al de la teología y especialmente de la teología moral ».101 No se puede definir según parámetros socioeconómicos. No es un sistema ideológico o pragmático, que tiende a definir y componer las relaciones económicas, políticas y sociales, sino una categoría propia: es « la cuidadosa formulación del resultado de una atenta reflexión sobre las complejas realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradición eclesial. Su objetivo principal es interpretar esas realidades, examinando su conformidad o diferencia con lo que el Evangelio enseña acerca del hombre y su vocación terrena y, a la vez, trascendente, para orientar en consecuencia la conducta cristiana ».102
73 La doctrina social, por tanto, es de naturaleza teológica, y específicamente teológico-moral, ya que « se trata de una doctrina que debe orientar la conducta de las personas ».103 « Se sitúa en el cruce de la vida y de la conciencia cristiana con las situaciones del mundo y se manifiesta en los esfuerzos que realizan los individuos, las familias, operadores culturales y sociales, políticos y hombres de Estado, para darles forma y aplicación en la historia ».104 La doctrina social refleja, de hecho, los tres niveles de la enseñanza teológico-moral: el nivel fundante de las motivaciones; el nivel directivo de las normas de la vida social; el nivel deliberativo de la conciencia, llamada a mediar las normas objetivas y generales en las situaciones sociales concretas y particulares. Estos tres niveles definen implícitamente también el método propio y la estructura epistemológica específica de la doctrina social de la Iglesia.
74 La doctrina social halla su fundamento esencial en la Revelación bíblica y en la Tradición de la Iglesia. De esta fuente, que viene de lo alto, obtiene la inspiración y la luz para comprender, juzgar y orientar la experiencia humana y la historia. En primer lugar y por encima de todo está el proyecto de Dios sobre la creación y, en particular, sobre la vida y el destino del hombre, llamado a la comunión trinitaria.
La fe, que acoge la palabra divina y la pone en práctica, interacciona eficazmente con la razón. La inteligencia de la fe, en particular de la fe orientada a la praxis, es estructurada por la razón y se sirve de todas las aportaciones que ésta le ofrece. También la doctrina social, en cuanto saber aplicado a la contingencia y a la historicidad de la praxis, conjuga a la vez « fides et ratio » 105 y es expresión elocuente de su fecunda relación.
75 La fe y la razón constituyen las dos vías cognoscitivas de la doctrina social, siendo dos las fuentes de las que se nutre: la Revelación y la naturaleza humana. El conocimiento de fe comprende y dirige la vida del hombre a la luz del misterio histórico-salvífico, del revelarse y donarse de Dios en Cristo por nosotros los hombres. La inteligencia de la fe incluye la razón, mediante la cual ésta, dentro de sus límites, explica y comprende la verdad revelada y la integra con la verdad de la naturaleza humana, según el proyecto divino expresado por la creación,106 es decir,
la verdad integral de la persona en cuanto ser espiritual y corpóreo, en relación con Dios, con los demás seres humanos y con las demás criaturas.107
La centralidad del misterio de Cristo, por tanto, no debilita ni excluye el papel de la razón y por lo mismo no priva a la doctrina social de la Iglesia de plausibilidad racional y, por tanto, de su destinación universal. Ya que el misterio de Cristo ilumina el misterio del hombre, la razón da plenitud de sentido a la comprensión de la dignidad humana y de las exigencias morales que la tutelan. La doctrina social es un conocimiento iluminado por la fe, que —precisamente porque es tal— expresa una mayor capacidad de entendimiento. Da razón a todos de las verdades que afirma y de los deberes que comporta: puede hallar acogida y ser compartida por todos.
76 La doctrina social de la Iglesia se sirve de todas las aportaciones cognoscitivas, provenientes de cualquier saber, y tiene una importante dimensión interdisciplinar: « Para encarnar cada vez mejor, en contextos sociales económicos y políticos distintos, y continuamente cambiantes, la única verdad sobre el hombre, esta doctrina entra en diálogo con las diversas disciplinas que se ocupan del hombre, [e] incorpora sus aportaciones ».108 La doctrina social se vale de las contribuciones de significado de la filosofía e igualmente de las aportaciones descriptivas de las ciencias humanas.
77 Es esencial, ante todo, el aporte de la filosofía, señalado ya al indicar la naturaleza humana come fuente y la razón como vía cognoscitiva de la misma fe. Mediante la razón, la doctrina social asume la filosofía en su misma lógica interna, es decir, en la argumentación que le es propia.
Afirmar que la doctrina social debe encuadrarse en la teología más que en la filosofía, no significa ignorar o subestimar la función y el aporte filosófico. La filosofía, en efecto, es un instrumento idóneo e indispensable para una correcta comprensión de los conceptos básicos de la doctrina social —como la persona, la sociedad, la libertad, la conciencia, la ética, el derecho, la justicia, el bien común, la solidaridad, la subsidiaridad, el Estado—, una comprensión tal que inspire una convivencia social armónica. Además, la filosofía hace resaltar la plausibilidad racional de la luz que el Evangelio proyecta sobre la sociedad y solicita la apertura y el asentimiento a la verdad de toda inteligencia y conciencia.
78 Una contribución significativa a la doctrina social de la Iglesia procede también de las ciencias humanas y sociales: 109 ningún saber resulta excluido, por la parte de verdad de la que es portador. La Iglesia reconoce y acoge todo aquello que contribuye a la comprensión del hombre en la red de las relaciones sociales, cada vez más extensa, cambiante y compleja. La Iglesia es consciente de que un conocimiento profundo del hombre no se alcanza sólo con la teología, sin las aportaciones de otros muchos saberes, a los cuales la teología misma hace referencia.
La apertura atenta y constante a las ciencias proporciona a la doctrina social de la Iglesia competencia, concreción y actualidad. Gracias a éstas, la Iglesia puede comprender de forma más precisa al hombre en la sociedad, hablar a los hombres de su tiempo de modo más convincente y cumplir más eficazmente su tarea de encarnar, en la conciencia y en la sensibilidad social de nuestro tiempo, la Palabra de Dios y la fe, de la cual la doctrina social « arranca ».110
Este diálogo interdisciplinar solicita también a las ciencias a acoger las perspectivas de significado, de valor y de empeño que la doctrina social manifiesta y « a abrirse a horizontes más amplios al servicio de cada persona, conocida y amada en la plenitud de su vocación ».111
79 La doctrina social es de la Iglesia porque la Iglesia es el sujeto que la elabora, la difunde y la enseña. No es prerrogativa de un componente del cuerpo eclesial, sino de la comunidad entera: es expresión del modo en que la Iglesia comprende la sociedad y se confronta con sus estructuras y sus variaciones. Toda la comunidad eclesial —sacerdotes, religiosos y laicos— participa en la elaboración de la doctrina social, según la diversidad de tareas, carismas y ministerios.
Las aportaciones múltiples y multiformes —que son también expresión del « sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo » 112son asumidas, interpretadas y unificadas por el Magisterio, que promulga la enseñanza social como doctrina de la Iglesia. El Magisterio compete, en la Iglesia, a quienes están investidos del « munus docendi », es decir, del ministerio de enseñar en el campo de la fe y de la moral con la autoridad recibida de Cristo. La doctrina social no es sólo fruto del pensamiento y de la obra de personas cualificadas, sino que es el pensamiento de la Iglesia, en cuanto obra del Magisterio, que enseña con la autoridad que Cristo ha conferido a los Apóstoles y a sus sucesores: el Papa y los Obispos en comunión con él.113
80 En la doctrina social de la Iglesia se pone en acto el Magisterio en todos sus componentes y expresiones. Se encuentra, en primer lugar, el Magisterio universal del Papa y del Concilio: es este Magisterio el que determina la dirección y señala el desarrollo de la doctrina social. Éste, a su vez, está integrado por el Magisterio episcopal, que específica, traduce y actualiza la enseñanza en los aspectos concretos y peculiares de las múltiples y diversas situaciones locales.114 La enseñanza social de los Obispos ofrece contribuciones válidas y estímulos al magisterio del Romano Pontífice. De este modo se actúa una circularidad, que expresa de hecho la colegialidad de los Pastores unidos al Papa en la enseñanza social de la Iglesia. El conjunto doctrinal resultante abarca e integra la enseñanza universal de los Papas y la particular de los Obispos.
En cuanto parte de la enseñanza moral de la Iglesia, la doctrina social reviste la misma dignidad y tiene la misma autoridad de tal enseñanza. Es Magisterio auténtico, que exige la aceptación y adhesión de los fieles.115 El peso doctrinal de las diversas enseñanzas y el asenso que requieren depende de su naturaleza, de su grado de independencia respecto a elementos contingentes y variables, y de la frecuencia con la cual son invocados.116
81 El objeto de la doctrina social es esencialmente el mismo que constituye su razón de ser: el hombre llamado a la salvación y, como tal, confiado por Cristo al cuidado y a la responsabilidad de la Iglesia.117 Con su doctrina social, la Iglesia se preocupa de la vida humana en la sociedad, con la conciencia que de la calidad de la vida social, es decir, de las relaciones de justicia y de amor que la forman, depende en modo decisivo la tutela y la promoción de las personas que constituyen cada una de las comunidades. En la sociedad, en efecto, están en juego la dignidad y los derechos de la persona y la paz en las relaciones entre las personas y entre las comunidades. Estos bienes deben ser logrados y garantizados por la comunidad social.
En esta perspectiva, la doctrina social realiza una tarea de anuncio y de denuncia.
Ante todo, el anuncio de lo que la Iglesia posee como propio: « una visión global del hombre y de la humanidad »,118 no sólo en el nivel teórico, sino práctico. La doctrina social, en efecto, no ofrece solamente significados, valores y criterios de juicio, sino también las normas y las directrices de acción que de ellos derivan.119 Con esta doctrina, la Iglesia no persigue fines de estructuración y organización de la sociedad, sino de exigencia, dirección y formación de las conciencias.
La doctrina social comporta también una tarea de denuncia, en presencia del pecado: es el pecado de injusticia y de violencia que de diversos modos afecta la sociedad y en ella toma cuerpo.120 Esta denuncia se hace juicio y defensa de los derechos ignorados y violados, especialmente de los derechos de los pobres, de los pequeños, de los débiles.121 Esta denuncia es tanto más necesaria cuanto más se extiendan las injusticias y las violencias, que abarcan categorías enteras de personas y amplias áreas geográficas del mundo, y dan lugar a cuestiones sociales, es decir, a abusos y desequilibrios que agitan las sociedades. Gran parte de la enseñanza social de la Iglesia, es requerida y determinada por las grandes cuestiones sociales, para las que quiere ser una respuesta de justicia social.
82 La finalidad de la doctrina social es de orden religioso y moral.122 Religioso, porque la misión evangelizadora y salvífica de la Iglesia alcanza al hombre « en la plena verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez de su ser comunitario y social ».123 Moral, porque la Iglesia mira hacia un « humanismo pleno »,124 es decir, a la « liberación de todo lo que oprime al hombre » 125 y al « desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres ».126 La doctrina social traza los caminos que hay que recorrer para edificar una sociedad reconciliada y armonizada en la justicia y en el amor, que anticipa en la historia, de modo incipiente y prefigurado, los « nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia » (2 P 3,13).
83 La primera destinataria de la doctrina social es la comunidad eclesial en todos sus miembros, porque todos tienen responsabilidades sociales que asumir. La enseñanza social interpela la conciencia en orden a reconocer y cumplir los deberes de justicia y de caridad en la vida social. Esta enseñanza es luz de verdad moral, que suscita respuestas apropiadas según la vocación y el ministerio de cada cristiano. En las tareas de evangelización, es decir, de enseñanza, de catequesis, de formación, que la doctrina social de la Iglesia promueve, ésta se destina a todo cristiano, según las competencias, los carismas, los oficios y la misión de anuncio propios de cada uno.127
La doctrina social implica también responsabilidades relativas a la construcción, la organización y el funcionamiento de la sociedad: obligaciones políticas, económicas, administrativas, es decir, de naturaleza secular, que pertenecen a los fieles laicos, no a los sacerdotes ni a los religiosos.128 Estas responsabilidades competen a los laicos de modo peculiar, en razón de la condición secular de su estado de vida y de la índole secular de su vocación: 129 mediante estas responsabilidades, los laicos ponen en práctica la enseñanza social y cumplen la misión secular de la Iglesia.130
84 Además de la destinación primaria y específica a los hijos de la Iglesia, la doctrina social tiene una destinación universal. La luz del Evangelio, que la doctrina social reverbera en la sociedad, ilumina a todos los hombres, y todas las conciencias e inteligencias están en condiciones de acoger la profundidad humana de los significados y de los valores por ella expresados y la carga de humanidad y de humanización de sus normas de acción. Así pues, todos, en nombre del hombre, de su dignidad una y única, y de su tutela y promoción en la sociedad, todos, en nombre del único Dios, Creador y fin último del hombre, son destinatarios de la doctrina social de la Iglesia.131 La doctrina social de la Iglesia es una enseñanza expresamente dirigida a todos los hombres de buena voluntad 132 y, efectivamente, es escuchada por los miembros de otras Iglesias y Comunidades Eclesiales, por los seguidores de otras tradiciones religiosas y por personas que no pertenecen a ningún grupo religioso.
85 Orientada por la luz perenne del Evangelio y constantemente atenta a la evolución de la sociedad, la doctrina social de la Iglesia se caracteriza por la continuidad y por la renovación.133
Esta doctrina manifiesta ante todo la continuidad de una enseñanza que se fundamenta en los valores universales que derivan de la Revelación y de la naturaleza humana. Por tal motivo, la doctrina social no depende de las diversas culturas, de las diferentes ideologías, de las distintas opiniones: es una enseñanza constante, que « se mantiene idéntica en su inspiración de fondo, en sus “principios de reflexión”, en sus fundamentales “directrices de acción”, sobre todo, en su unión vital con el Evangelio del Señor ».134 En este núcleo portante y permanente, la doctrina social de la Iglesia recorre la historia sin sufrir sus condicionamientos, ni correr el riesgo de la disolución.
Por otra parte, en su constante atención a la historia, dejándose interpelar por los eventos que en ella se producen, la doctrina social de la Iglesia manifiesta una capacidad de renovación continua. La firmeza en los principios no la convierte en un sistema rígido de enseñanzas, es, más bien, un Magisterio en condiciones de abrirse a las cosas nuevas, sin diluirse en ellas: 135 una enseñanza « sometida a las necesarias y oportunas adaptaciones sugeridas por la variación de las condiciones históricas así como por el constante flujo de los acontecimientos en que se mueve la vida de los hombres y de las sociedades ».136
86 La doctrina social de la Iglesia se presenta como un « taller » siempre abierto, en el que la verdad perenne penetra y permea la novedad contingente, trazando caminos de justicia y de paz. La fe no pretende aprisionar en un esquema cerrado la cambiante realidad socio-política.137 Más bien es verdad lo contrario: la fe es fermento de novedad y creatividad. La enseñanza que de ella continuamente surge « se desarrolla por medio de la reflexión madurada al contacto con situaciones cambiantes de este mundo, bajo el impulso del Evangelio como fuente de renovación ».138

Madre y Maestra, la Iglesia no se encierra ni se retrae en sí misma, sino que continuamente se manifiesta, tiende y se dirige hacia el hombre, cuyo destino de salvación es su razón de ser. La Iglesia es entre los hombres el icono viviente del Buen Pastor, que busca y encuentra al hombre allí donde está, en la condición existencial e histórica de su vida. Es ahí donde la Iglesia lo encuentra con el Evangelio, mensaje de liberación y de reconciliación, de justicia y de paz.